Una fría noche.

Una fría noche, David no conseguía dormir, así que se sentó frente la chimenea a escribir con su pluma. Comenzó a escribir una pequeña historia, una historia que acaba de empezar, y que aún no sabe cuando acabará...

Esta historia será un viaje, un viaje a través de experiencias vividas, sueños, ilusiones y anécdotas, historias...

La pequeña gran historia de su vida.

Esta pequeña historia ya ha comenzado, bienvenidos, y espero que os guste.

viernes, 27 de febrero de 2009

La Luna.

David chupó la punta de su pluma mientras se rascaba su tupida perilla que en tantos años le había acompañado, pensando en qué escribir. Normalmente le llevaba poco tiempo decidirse, como esta vez. Miró por la ventana, y la enorme luna llena le inspiró; a partir de ahí, la pluma le funcionaba sola, como siempre:


"La Luna. Siempre ahí, siempre brillando. Siempre he querido hacer su trabajo, iluminar en los paseos de los enamorados, inspirar a poetas, cantantes... ser el centro de atención en la noche, sobresaliendo de las demás estrellas, ser en la que más se fijen, por desgracia, y desde que tengo memoria, nunca ha sido así. Nunca nadie se ha fijado en mí. He vivido, vivo, y viviré en una segunda fila permanente respecto al resto del unverso.


Incluso ya de crío, cuando iba a infantil, la profesora a veces cuando pasaba lista al final de clase, pensaba que ni siquiera había ido, porque siempre he tendio la capacidad de pasar desapercibido, inadvertido:

- López, David. ¿¿No ha venido hoy??
- ¡Profe! ¡¡Estoy aquí!!
- Perdona cielo, no te había visto...

Y así siempre, entre mis amigos incluso, siempre estaba ahí pero nunca se notaba. Siempre se ha podido contar conmigo para cualquier cosa, pero poca gente lo sabe, siempre dispuesto a ayudar, siempre ahí para echar una mano, pero eso da igual, a quién le importaría.


Quizá cuando peor lo pasé fue en mi etapa de adolescente, mis amigos empezaban a salir con chicas y tal y cual, y para mí eso fue apoteósico, al vivir en un segundo plano había desarrollado un tremendo extrovertismo, no tenía reparo alguno en hablar con cualquier desconocido y entablar conversación con alguien. La timidez no era el problema, solo la cruz que me acompañaba desde siempre, nadie se fijaba en mí. Cuando conocía a alguna nuevo amigo, a una chica, o lo que fuera, no tenía verguenza ninguna en la primera impresión, pero con el tiempo acababa pasando lo de siempre, todo el mundo por un lado y yo por otro.

Esto parece difícil de entender, creereís que quizá exagere, que sea un inténtico patético de dar pena, pero no lo pretendo, nunca lo he hecho, y nunca lo haré, no sé dar pena, quizá la doy por mí mismo. De todas maner..."

David dejó de escribir, arrancó la hoja, y la tiró al fuego con toda su rabia acumulada durante años y años de soledad.

-¿Qué estás haciendo David? Deja de hacer gilipoyeces. -Se gritaba para sí mismo, mientras una lágrima recorría sus marcadas facciones.- Vamos a por algo para picar a la nevera...

El reloj.

El reloj indicaba con sus viejo tintineo que acababan de dar las diez, siempre había odiado ese reloj, pero nunca se había deshecho de él, le traía demasiados recuerdos... Recuerdos, que, muy a su pesar, jamás podrá olvidar...

Sacó un viejo y usado bloc y del bolsillo de la bata, su pluma.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Una fría noche.


Una fría noche, David no conseguía dormir, así que se sentó frente la chimenea a escribir con su preciosa pluma. Comenzó a escribir una pequeña historia, una historia que acaba de empezar, y que aún no sabe cuando acabará...

Esta historia será un viaje, un viaje a través de experiencias vividas, sueños, ilusiones y anécdotas, historias...


Esta pequeña historia ya ha comenzado, bienvenidos, y espero que os guste.