Una fría noche.

Una fría noche, David no conseguía dormir, así que se sentó frente la chimenea a escribir con su pluma. Comenzó a escribir una pequeña historia, una historia que acaba de empezar, y que aún no sabe cuando acabará...

Esta historia será un viaje, un viaje a través de experiencias vividas, sueños, ilusiones y anécdotas, historias...

La pequeña gran historia de su vida.

Esta pequeña historia ya ha comenzado, bienvenidos, y espero que os guste.

domingo, 15 de marzo de 2009

La catarsis.

David estaba paralizado ante la situación en la que se veía. Era una mezcla de miedo, melancolía y desesperación, la que le había llevado hasta allí.

Había soñado muchas veces con ese momento, con el momento de dejar de vivir. En varias ocasiones había estado cerca de acabar con su vida, bien con un cuchillo en la mano mirándose las venas, o en la bañera con un secador enchufado. Siempre había estado a punto, pero en un último brote de esperanza abandonaba sus intenciones. "Algún día, todo se arreglara", se decía.

Pero hoy no iba a ser así, hoy era el día, el día definitivo. Pero algo sucedió.

Una joven se acercaba corriendo hacia la casa de David. Gritaba. Apenas conseguía entender lo que decía. Sus gritos le devolvieron a la cordura de nuevo. La joven muchacha se paró justo en el lugar en el que David iba a aterrizar, un suelo de pizarro negro en el que David empezaría su nueva vida. La joven miró hacia arriba y, sin aliento, le dijo:

"- Por favor señor, baje de ahí, estaba paseando por el parque y no he podido evitar observar lo que estaba sucediendo."

La chica iba muy abrigada, la bufanda y el gorro que llevaba apenas dejaban entrever su rostro, y el color de sus mejillas sonrosadas era evidencia de que llevaba mucho tiempo paseando por el parque, en sus ojos, que eran penetrantes y de un color caoba precioso, aparecían señales de que la muchacha había estado llorando.

"- Déjame, por favor, y márchate. No puedes hacer nada. Ya es tarde."

David miraba al vacío, miraba pero no veía nada. Tenía la mirada perdida, y temblaba de frío.

"- No, no pienso marcharme, no puedo permitirlo, si vas a morir, que por lo menos no sea
hoy.
- Tú no tienes ni puta idea, hoy es el día, hoy es mi momento."

La chica comenzó a llorar desconsoladamente.

"- Al menos, si vas a morir, llévame contigo."

Esas palabras fueron como un jarro de agua fría que sacó a David de su trance y lo devolvieron a la realidad. Sin pensarlo, y tras volver a coger aliento una vez más, saltó.

2 comentarios:

  1. =( ... poco mas k decir, me as dejado sin palabras...

    victor, mas te vale k mñn me digas k no se muere!! un besote mu fuerte!!! ta mañana =P

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  2. que no se muera...que este blog duraría poquísimo...¿o es que ahora empieza la historia de ELLA?

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